Otras Vidas, Otros Mundos

domingo, marzo 23, 2008

La Llamada de Cthulu.
DIARIO DE KAREN JOLLYS.

16 de Enero de 1925.

Hotel Waldor Astoria, Nueva York. 20:15.

Escribo en el Club del Hotel, donde estamos la Firswilinson, O’Reilly –el aventurero irlandés- y yo misma. La verdad es que, a estas horas, ya hace rato que deberían habérsenos unido los Doctores Pyke y Kensington, y el fotógrafo. Se fueron esta tarde temprano a comprobar la tienda esa de antigüedades, la Casa del Ju-jú… y siguen sin aparecer. Voy a hacer algo de tiempo escribiendo esto, pero si cuando acabe siguen sin haber llegado, deberíamos salir a buscarlos. Creo que O’Reilly piensa la mismo, se lo ve nervioso, aunque cuando le comenté mi preocupación pareció no escucharme…

Esta mañana ha llegado el Doctor Kensington, tomando un avión desde Europa -supongo que a cargo de la Universidad, claro. Es un caballero cortés y educado, con modales exquisitos.Tiene unas ideas un tanto raras, pero su compañía resulta de lo más agradable. Al poco de llegar, y tras informarse de los graves sucesos de ayer, fue a ver a Erika Carlyle, mientras el Doctor Pyke y el fotógrafo se pasaban por los almacenes de los puertos. Parece que cada uno fue a donde debía, porque tanto unos como otros vinieron con buenas noticias. Al parecer, la Carlyle quiere quedar con el Doctor Kensington para tomar el té un día de estos, y por su parte, el Doctor Pyke traía la dirección de una tienda, la Casa del Ju-jú, donde al parecer quizá se pueda obtener más información de esa Secta horrible.

Por cierto que el Doctor Pyke también traía una máscara escrotal, típica africana, como regalo para el Doctor K. A mí me vino bien para desembarazarme de un buitrón, que quería tirarme los tejos aprovechando que llevo medio día hablando por el teléfono del Hotel con una tal Myriam Artwright, bibliotecaria de Harvard. De allí desapareció un libro, llamado algo así como Sectas Oscuras de África, en el que estaba interesado Elías. Por lo que me dijo Artwright, la desaparición del libro vino acompañada de un olor realmente desagradable. La Doctora Finchewilson habló con unos colegas de Oxford pero allí tampoco tenían el libro.

A todo esto, O’Reilly y la Price estuvieron en la comisaría de nuevo. Han echado un rato de charla con el psicólogo de allí, un sujeto al que la Doctora definió como ‘un perfecto ejemplo de que una titulación académica no elimina la vulgaridad, el desaseo y las conductas inapropiadas’. Creo que ese tipo quiere hablar con Kensington. Por cierto, deberían estar aquí ya. Afortunadamente, nos dejaron la dirección de la tienda. Voy a dejar una nota en la habitación, dando las señas y explicando un poco lo que ocurre, por si pasase algo y viniese la policía. Y luego, bajaré y llamaré un taxi, si mis compañeros están listos.

lunes, marzo 10, 2008


La Llamada de Cthulu.
DIARIO DE KAREN JOLLYS.


10 de Enero de 1925
Hoy el día ha empezado movido. Ha llegado la Doctora Fitzwillinson Price de sus excavaciones en Egipto, como quien llega de dar un paseo. Viene acompañada de un fotógrafo bastante feo del National Geographic, un tal George, y están muy contentos por haber podido hacer unos geniales reportajes de atardeceres en el desierto... claro, para las tablillas que han desenterrado había que aprovechar los carretes. El Profesor Doctor Pyke y ella han estado reunidos, comentando el viaje... y un misterioso telegrama que ha llegado esta misma mañana. Al parecer, lo envía un tal Jackson Elías, amigo del Doctor Pyke.

El caso es que este tal Elías preguntaba por el Doctor Pyke y por su queridísimo colega, el Psicoanalista y parapsicólogo Doctor K. Le urgía reunirse con ellos en Nueva York el día 15 de este mes para hablar sobre una expedición a Egipto, dirigida por un tal Carlyle. Eso ha significado tener que llamar a esa cotorra estirada de Mrs. Merryweather, la secretaria del Doctor K. He dejado recado de que lo avisen en cuanto llegue y el resto de la tarde, mientras la Missis Price daba una conferencia sobre las cuatro maderas que ha desenterrado, a la menda le ha tocado empezar a buscar detalles sobre esa expedición.

11-12 de Enero de 1925.
Siguen las pesquisas. Incluso el Doctor Pyke y la Doctora Fitzwillinsonprice, cuando los dejan sus obligaciones docentes, investigan sobre la expedición Carlyle. Lo nunca visto, vamos. Averigüamos que ese tal Carlyle era un playboy neoyorquino que, al parecer, zarpó en 1919 con la idea de ir primero a Londres a recabar información sobre lo que sea que iban a excavar, y luego a Egipto. El otro jefe de la expedición era un tal Sir Audrey Penhew, un viejo de 50 y pico años de rancio pasado y egiptólogo eminente. También iban una tal Hypatia Masters, una joven fotógrafa a quien Carlyle se había beneficiado hacía no mucho, el Doctor Huston y un tal Jack Brady, que era el funicular, o el usufructo, vamos, el guardaespaldas.

El caso es que no se sabe muy bien porqué, la expedición acabó perdida en Nairobi. Según los periódicos, a mediados de 1920 se encontraron los restos de los porteadores y se colgó a unos Kiyuyus (una tribu de por allí), a los que se hizo responsables de las muertes. Siempre según los periódicos, estos Kiyuyus murieron sin decir dónde habían metido los cuerpos de los blancos que iban en la expedición. Por cierto que el Doctor Pyke parece convencidísimo de que ese tal Jack Brady, el testafierros, sigue vivo, porque no se lo menciona en no se qué recorte que encontró en la biblioteca. A saber.

La Doctora Fitwillsonprice ha mandado un telegrama a sus coleguillas de Egipto, a ver si saben algo de la expedición Carlyle. Y el Doctor Price ha llamado a Jonás Kensington, editor de ese Jackson Elías. No tenia ni idea de que el tío este estaba de vuelta. Han quedado en echarse una copa por Nueva York.

El día 11 por la tarde recibimos la visita de un irlandés de aspecto sucio y modales muy regulares, que se presentó como Patrick O'Reilly. Nos acompañará a Nueva York en nombre del Doctor K., que está de parranda por Alemania. Vaya vida se pegan estos profesores. Qué cara. En fin... que esta noche el Doctor Pyke, al menos, se ha arremangado y se ha quedado hasta tarde escribiendo un proyecto de investigación para la Universidad. Creo que quiere justificar el viaje a Nueva York como algo de interés científico y endilgarles los gastos a la Institución. Por mí... yo por mi parte he reservado Hotel. A pesar de la insistencia de la Doctora Price, a la que le debe dar miedo dormir sola, he reservado dos habitaciones distintas, una para ella, otra para mí. Así que a hacer las maletas. ¡Nueva York, allá vamos!

13 de Enero de 1925.
En el Waldor Astoria de Nueva York. Todo el día de viaje, aguantando a estos académicos. Buf. Estoy molida. ¡A dormir!

14 de Enero de 1925.
En lugar de ver la ciudad, estamos viendo bibliotecas. Recogiendo más información, aunque no se añade mucho nuevo... Al parecer ese Carlyle tiene una hermana, Erica, que ahora está al cargo de las empresas de la familia. Y el Sir Penhew ese montó en Londres la Fundación Penhew, dedicada a becar a estudiantes sin recursos y hacerlos producir artículos sobre egiptología. Es a esa Fundación que fueron los de la Expedición Carlyle en su paso por Londres, aunque el Presidente de la Fundación, un tal Edward Gavigan, no ha dicho mucho más. Otra llamada intercontinental cargada a gastos de la Universidad Miskatonic, claro.

15 de Enero de 1925.
Madre mía vaya día. Escalofriante... pero intentaré ir por partes.

Primero recibimos una llamada de Jackson Elías. Que había llegado a Nueva York y quedaba para reunirse con nosotros a las ocho de la tarde. Parecía muy asustado, y el Doctor Pyke dice que incluso tartamudeaba.

Luego tuvimos una reunión con esa tal Erica Carlyle. Aparte de poner a parir a su hermano por casi dilapidar la fortuna familiar y de lamentarse de su muerte en Nairobi, no dijo mucho más. Al parecer, tiene muy buen concepto del supuestamente también fallecido Doctor Huston, que fue con la expedición. Me da que era el médico particular de los hermanos Carlyle. Algo así como un psicólogo de esos.

Después de aquello, acudimos a la cita con Jackson Elías... y ahí empezó la tragedia. El Doctor Pyke y el irlandés desaliñado tuvieron que pedirle a un botones que abriese la puerta... y un tipo que estaba en la habitación de Elías casi mata al pobre empleado de un cuchillazo. Ahí empezó un cirio de aquí te espero. Hubo disparos y carreras, y al final ese irlandés de mal agüero mató a uno de los tres sujetos que habían entrado en la habitación de Elías... para registrarla y... ¡para matarlo!. Yo no vi el cadáver de Jackson Elías, pero el Doctor Pyke sí... y dice que era horrible. Lo habían destripado y le habían grabado un símbolo en la frente. Luego en comisaría nos dijeron que era algo de Sectas.

Desde luego, el sujeto que abatió el irlandés parecía un sectario. Moreno de piel, con un cuchillo de tamaño industrial y un gorro asqueroso, como de pellejo con una tira de tela roja colgando sobre la frente. Vamos, a la última.

En la habitación se encontraron varias pistas, y también en el cadáver del tío este del gorro de modé. Hemos estado media noche en Comisaría, declarando. Ahora, tras haber llegado al hotel, va tocando irse a dormir. Mañana decidiremos qué hacer, aunque el Doctor Pyke dice que vengará a su amigo Elías.