miércoles, julio 25, 2007

La Leyenda de los 5 Anillos. Canto Septimo.

Nuestros héroes, cargados de deseo de venganza, encuentran, por fin, al oni. La batalla es violenta y sin cuartel. Los primeros en caer, llevados por su impetuosidad, son Mimishiku y Akano. Los demás, guiados por la atronadora voz de Benkei, rodean al mostruo. Finalmente, Yoruishi, que ha visto su Hielo Verde colgando en la cintura del ser, salta sobre él y, arrebatandole el arma, acaba con su existencia. Sin pensarselo dos veces, Benkai lo abre en canal y extrae su aun palpitante corazón... Tras asegurarse que los caídos están bien, el guerrero Dragón parte como una exhalación en busca de Brazo de Fuego y la curación de su amada... Masakado decide volver a tierras Escorpión. Kenzo debe cumplir la promesa que se ha hecho de devolver el caballo y las armas de la guerrera Unicornio. Shiro decide visitar al niño enfermo y solicitar a su madre que use sus dones de videncia para encaminarle en su busqueda... Yoruishi ya no está. Aburrida, toma el camino hacia la Muralla, si descubre donde está eso...


Benkei corre en busca de la salvación de su amada. De repente, unos sonidos de lucha llaman su atención. Varios tipos vestidos de negro están asaltando a una muchacha que se defiende con sus abanicos. Benkei acude al rescate y acaba con los asaltantes. La muchacha, agradecida y admirada, se presenta como una Gorrión. Está escribiendo una obra donde intenta plasmar todo el heroismo de los samurais. Y parece que acaba de encontrar su inspiración...

Por su lado, Shiro alcanza la aldea del niño enfermo. Para su sorpresa, los aldeanos lo reciben con una mezcla de respeto y admiración, algo que jamás habría pensado ver en tierras Escorpión. Su actuación en el caso del pequeño ha pasado de boca en boca. Lo llevan a ver al abuelo de niño que lo invita a té y le da las gracias. Tras una agradable conversación, le confiesa que los poderes de visión de su hija son herencia de su familia y que ve que su futuro está en el campo de batalla y no en un duelo, como cree... y que ese camino empieza en la isla de Brazo de Fuego. Los agradecidos aldeanos le ofrecen llevarlo en un carro de bueyes, para que así descanse. Shiro acepta agradecido y parte en el carro, conducido por un encantado aldeano.

Mientras tanto, Kenzo continúa su camino para devolver las pertenencias de la caída Unicornio, cuando se encuentra con un control Escorpión. Kenzo les obsequia con una de sus interesantes historias sobre montañas, piedras y ancianos. Algunos de ellos lo reconocen como el gran arquero Kenzo. Sin embargo, un joven y arrogante samurai no parece impresionarse lo más mínimo. Es más, con la sutil ayuda de Kenzo lo reta a un duelo de arqueros. La vida del arquero errante contra el mejor caballo del Escorpión. El joven muchacho demuestra ser un excelente arquero, pero Kenzo es el mejor y, para desgracia de las avispas del lugar, que pierden varios de sus avisperos, el vencedor es el ronin cuentacuentos que se convierte en el nuevo dueño de Bridas de Acero. Los compañeros del derrotado Escorpión felicitan a Kenzo y le previenen de que se trata del hijo de un importante Señor Escorpión. Kenzo les pide que le digan a su padre que si entrena será un arquero muy bueno. Y mientras se aleja en su nueva montura piensa que sería interesante hacer una visita a ese señor Escorpión...

¿Y Masakado?. El Escorpión ha ido a parar a una aldea donde, sorprendentemente, se ha encontrado con su señor. Este lo recibe en audiencia junto a una extraña música, en la cual parece tener mucha confianza. Masakado cree que le van a pedir cuentas sobre la desaparición de los Grulla, pero lo que han venido a recriminarle es que haya estado junto a Benkei, posible gran señor de tierras León y Yoruishi, la hija del maestro de la montaña y no haya sacado probecho de ello. Las ordenes son claras. Debe volver junto a ellos, protegerles y trabar su amistad. Masakado no entiende nada, pero obedece.


Yoruishi continúa su camino. Y por esa suerte incomparable que la acompaña, acaba yendo en la dirección correcta, hasta topar con un puesto de guardia Cangrejo. Los samurais la reciben con burlas, hasta que aparece el jefe del grupo, un enorme gigantón. Parece reconocer a Yoruishi y hace que la atiendan. Una sirvienta le aconseja que cambie sus oscuras ropas por otras más discretas... El cangrejo le da de comer y le pregunta sobre su misión y su maestro. Finalmente le entrega un salvoconducto para camirar por esas tierras y le da dos consejos: que no se desnude delante de hombres y que no enseñe su wakisashi a ningún Escorpión. Por último se despide y le solicita que si ve a Yubei le diga que ha conocido "al que vigila"...

Mientras, Benkei y su acompañante Gorrión llegan a la isla de Brazo de Fuego. La encuentran desierta... Esperándole se haya un guerrero escorpión junto a su hijo, un insoportable muchacho vestido de blanco y que juega con una rosa... Benkei le saluda formalmente y le cuenta su urgencia por encontrar a Brazo de Fuego. El noble Escorpión le informa de que ha acudido allí para acabar con su vida, pero que está dispuesto a esperar hasta que el remedio esté preparado, pues sus ordenes no incluyen a su esposa. Benkei le agradece su gesto... ha reconocido al guerrero, y si lo que se cuenta de él es cierto, su vida nunca estuvo tan cerca de su final...

En el camino, Kenzo encuentra un carro de bueyes sobrevolado por un halcón. No se sorprende al ver que sobre la paja descansa Shiro, que lo saluda y le pregunta sobre sus aventuras. Kenzo decide acompañarle a la isla de Brazo de Fuego, mientras entretiene al ciego samurai y al encantado conductor con sus historias...

En la isla de Brazo de Fuego, el duelista Escorpión se muestra como un educadísimo y honorable samurai.. El medico está a punto de terminar su medicina, cuando aparece Masakado. Reconoce al duelista como un Tamagushi, familia que creó el engaño que le llevó a matar a su mujer. Eso, unido a sus ordenes de protejer a Benkei le lleva a retar al Escorpión. Benkei se niega a aceptarlo. Su duelo será primero. Masakado se pregunta que puede hacer para evitalo. La Gorrión también intenta planear algo. El niño de la rosa se aburre soberanamente...

Mientras, Yoruishi ha llegado a las cercanías de la Muralla. Allí hace migas con un samurai que la invita a la taberna. Un escandaloso alboroto la distrae de las atenciones del guapo samurai. Según parece, varios Cangrejo se agrupan alrededor de un gigantón que pide unas monedas a cambio de "puño, objeto o espada...". Yoruishi pregunta que ocurre y el samurai le relata la historia de Mon. El cual se enamoró de una cortesana pero no tenía dinero para darle la vida que se merecia. Y como es tan torpe, no tiene otra forma de ganar ese dinero que dejandose pegar a cambio de algunas monedas. Y riendose, le ofrece a Yoruishi unas cuantas para que juegue con Mon. Ésta se ofende y propone cambiar el juego. Esas monedas serviran de apuesta si alguien consigue vencerle. Varios Cangrejos aceptan la apuesta, pero Yoruishi es más rápida, dejando en ridículo a los soldados y ganándose la simpatía del resto de los Cangrejos... Finalmente, derribados todos sus oponentes, una lluvia de monedas cae sobre la muchacha...

En la isla, el duelo está a punto de empezar, pese a los intentos de la Gorrión por impedirlo. En ese instante, llegan Shiro y Kenzo. El duelista Escorpión reconoce al samurai ciego. Él también está en su lista. Shiro acepta el duelo, pero después de luchar con Masakado, pues lo reconoce como un digno rival de su espada. Masakado se niega al combate, pues tiene un duelo pendiente. Se organiza un orden de duelos...


Yoruishi acompaña a Mon a casa de la cortesana. Mon está muy ilusionado con su novia y dice que lleva mucho tiempo reuniendo dinero para casarse. Cuando llegan, la mujer los recibe con frialdad. Toma el dinero de Mon y le dice que todavía le falta mucho. Mon se disculpa y dice que seguirá recibiendo golpes por ella. La mujer le pregunta por Yoruishi y se rie del grandullón. A Yoruishi no le gusta la mujer y, aprovechando que entra a dejar el dinero, se disculpa por un momento con Mon y corre a espiarla...

Brazo de Fuego y su hija y han partido con el remedio y el caballo de la Unicornio...En el duelo, los luchadores están dispuestos. El conductor de bueyes ha decidido que su cuota de héroes en un día ya ha sido más que cubierta y decide esconderse... Los duelistas se observan. Se miden. Se respetan... Cuando todos creen que el duelo no se va a acelebrar nunca, las katanas se desenvainan, el acero centellea, una lluvia de roja sangre se derrama sobre el polvo del camino...

Yoruishi escucha como la cortesana se burla de Mon y de como le está sacando el dinero. La muchacha no está dispuesta a aguantar más y la ataca, amenazándola con acabar con ella si no le cuenta a Mon la verdad. La mujer, aterrorizada accede. Le cuenta al decepcionado Mon que todo ha sido un engaño y que no le quiere, devolviéndole todo el dinero que le había quitado. Mon se aleja entre sollozos. Yoruishi le deja una pequeña marca en el mejilla a la cortesana para que la recuerda... por desgracia, la hoja se clava más de lo que quería y la marca será más duradera... Acompañando a Mon, la muchacha sigue su camino.

El duelista Escorpión cae muerto al suelo. Benkei lo reconoce como un hombre honorable. En ese momento, un grito rompe la escena. El hijo del samurai, loco de rabia, arrebata la katana de los dedos inertes de su padre y se lanza contra Benkei. El sorprendido Dragón apenas si puede ver el corte que le cruza el pecho. Shiro reconoce el potencial. Ese niño no está pulido y su técnica aún no es buena, pero ya es mejor que su padre, aunque no controla ese poder con honor. Además es un Escorpión... Así que de un corte saja la vida del niño... aunque el cuerpo, junto con la espada y la rosa caen al río y no pueden comprobar su muerte... Benkei pide que treten el cuerpo del padre con respeto y parte al castillo de su amada seguido de su admiradora Gorrión. Por su parte, Shiro, al no encontrar a Masakado dispuesto a disputar su duelo, decide acompañar a Kenzo en su peregrinar por tierras Escorpión...