miércoles, julio 04, 2007

La leyenda de los 5 Anillos. Canto Quinto.

Llueve torrencialmente. Yoruishi, Benkei y Shiro deciden resguardarse en un templo cercano a una pequeña aldea. Apenas ha pasado un día desde que visitaron a Brazo de Fuego, pero las heridas del samurai ciego ya casi se han cerrado. Al entrar, encuentran a dos atemorizados campesinos, que no se atreven a contarles sus temores. Justo en ese momento, un Escorpión, seguido de dos palanquines se refugia en el mismo templo. Batushi no Masakado, no muy a gusto con su papel de guía del unos Grullas, les presenta a Kakita no Atago no Surugi y su hermana, Tanago. El noble Grulla apenas se digna a prestarles atención. No obstante, su hermana sí que parece muy interesada en Yoruishi... muy, muy interesada en la linda muchachita...Surugi se siente escandalizado por las extravagancias de su hermana con una campesina. Benkei le informa de que se está refiriendo a la alumna del Maestro de la Montaña. Surugi se sorprende del respeto que muestra el samurai ante la mocosa...

En ese momento, Shiro escucha el galope de un caballo. Viene muy cargado, la lluvia golpea contra una armadura completa y una bandera ondea al viento. Solo una persona podría estar viajando con esa soberbia y orgullo. Sonrie antes de que Matsuo no Mimichiku aparezca en el templo. Tras ser saludada efusivamente por Yoruishi y formalmente por Shiro, se dirige directamente a Benkei para darle su mensaje. Asami se muere... Benkei no tiene dudas, tiene que cudir raudo junto a su dama y todo lo demás es intrascendente. Mientras se prepara para partir, Shiro, que ha escuchado la conversación, le ofrece su redoma de curación del Brazo de Fuego. El Dragón la rechaza. Irá a ver personalmente al médico...

Mientras Yoruishi empieza a agobiarse con las atenciones de Tanago y Surugi se divierte insultando a Masakado por la historia que circula sobre la muerte de su mujer, Shiro conversa con los campesinos. Estos le cuentan que su horror proviene de la presencia de un oni, que baja de la montaña cada cien años para acabar con todos los primogénitos de la aldea. Según contaban, un gran héroe lo había vencido...mas parece que no es cierto, pues ha retornado. Surugi, que ha escuchado parte de la historia, pide que se la repitan. Le parece interesante y ordena a Masakado que al día siguiente partan todos en busca del oni. Una vez sus hombres acaben con el demonio, él le dará el golpe definitivo y se llevará la gloria. Y de paso apartará a su hermana de sus pervertidos juegos, piensa mientras ve como Yoruishi se ha refugiado en el tejado del templo... Masakado obedece a regañadientes, mientras observa a Shiro. Lo reconoce como el asesino ciego de la dama Masami, a quien los Yogo han ordenado dejar con vida para privarle de su deseo de buscar la muerte en duelo y seguir así los deseos de la dama Masami. Shiro, por su parte, no ve en el guía Escorpión, sirviente de un Grulla, un rival digno de un duelo...

Por su parte, Mimichiku y Benkei corren hacia "Brazo de Fuego". El Dragón piensa en la noble devoción que Mimichiku muestra hacia su dama, mientras que esta piensa que salvar a la prometida de Benkei es su única opción para evitar acabar como esposa del grandullón samurai. Finalmente llegan a la isla del sanador. Le relatan lo que conocen de la enfermedad de Asami. Brazo de Fuego cree saber un remedio... pero le falta el componente fundamental... el corazón de un oni. Casualidades de la vida, según se dice, justo en la montaña de donde vienen cuenta la leyenda que habita uno. El Dragón y la Leona parten sin tomar descanso.

A la mañana siguiente Shiro parte del templo, siguiendo las ordenes de Benkei de cudir a la Muralla. Yoruishi lo acompaña, pero rápidamente se cansa del taciturno samurai y se encamina hacia la montaña. Al poco rato, los hermanos Grulla, acompañados de Masakado y varios soldados, incluido un atractivo arquero le dan alcance. Capturar un oni... y tener al guapo arquero cerca... sí, esa aventura parece mucho más divertida.

Shiro, mientras tanto, continua su camino hacia la Muralla. De repente, un llanto le detiene. Una campesina abraza a su hijo moribundo y le suplica ayuda. Shiro duda, pues sus ordenes son claras... pero el recuerdo de su mujer y su hijo son fuertes, y acompaña a la mujer al médico de la aldea. Sin embargo, no son bien recibidos. Los hombres del doctor se niegan a dejarle pasar. Shiro se niega a partir mientras no atiendan al niño. A una llamada, una montaña de musculos aparece para echarlos de la consulta. Cuando la montaña cae al suelo con la empuñadura de la katana de un samurai ciego clavada en la mandibula, el paso hasta el doctor queda libre...

El resto del grupo llega a una aldea a los pies de la montaña. El ambiente es triste y opresivo. A la salida, un amplio cementerio con múltiples tumbas nuevas, recién abiertas y envueltas en la niebla. La tierra está removida. Masakado examina las lápidas. Y el horror le llega al descubrir su nombre en una de ellas... y cuando intenta huir, una aparición le corta el camino. Su esposa le recrimina su muerte. Masakado pierde el control y grita que no fue culpa suya. La mató por que cayó en un trampa. Benkei decide que nada tienen que hacer allí y que la prioridad es acabar con el oni. Pero al salir del cementerio se encuentran con el sepulturero. El arrugado anciano les relata la muerte de todos los primogénitos y que, prácticamente no tienen tiempo para preparar las sepulturas. Benkei le solicita que le indique el camino al oni de la montaña. El anciano les dice que antes, deberían detenerse en la cabaña de Zotoco, la hechicera...

En otro pueblo, Shiro sigue su pulso con el médico. Este resulta ser un maduro sanador que no está dispuesto a tratar al niño, pues la madre no tiene suficiente dinero. Shiro le acusa de dejar morir a un niño. El doctor le replica que el niño ya está muerto, pues no tiene cura y el samurai ciego le ordena que se decida sobre si existe una cara cura o no la hay. El medico se ríe y le avisa de que la guardia está a punto de llegar. Shiro sonríe. A lo mejor encuentra un rival digno en esta aldea.

Al llegar a la cabaña de Zotoco, los guardias se quedan fuera. La hechicera resulta ser una anciana arrugada y con miles de años... pero al entrar se quita su disfraz descubriendo una belleza apenas cubierta con leves telas. Benkei le informa de su misión. Zotoco le cuenta la historia del oni. Es cierto que un héroe llegó para luchar contra él, pero el oni es muy fuerte. Partido en dos, con la mitad de su cuerpo horriblemente deformada y un enorme ojo en el hombro, su roce puede convertirte en su esclavo. Además, un grupo de siervos enmascarados le secundan. La solución es acabar con ellos de uno en uno y concentrar los golpes en las zonas débiles de oni sobretodo con armas de jade... Benkei le pide ayuda en ese aspecto. La hechicera ríe. Puede darles el jade. Pero tiene un precio. Su sangre.

En el consulta, la guardia ha llegado, pero una simple mirada a las espadas de samurai y ver que vuelve a ser problema de la avaricia del médico se retiran, dando a entender que no sabrán nada de lo que pasa allí. El médico se rinde y decide sanar al niño por un módico precio: salvar la vida. Shiro promete volver a ver como se encuentra el niño. La madre, agradecida, le promete dar al crío su nombre y le confiesa que tiene el poder de leer el futuro. Le toma de las manos y le avisa... sus amigos corren peligro. Están juntos camino de la montaña y le necesitarán. Shiro no pierde el tiempo y regresa al camino...

Benkei y Mimichiku hacen su ofrenda de sangre. Yoruishi también. Masakado se niega a tener tratos con brujas. Zotoco pide más y Mimichiku se ofrece. Yoruishi intenta dar más de la suya, pero la Leon se lo impide. Masakado empieza a impacientarse. En ese momento llaman a la puerta. Abren y encuentran un espantoso oni. El caos se desata en el cabaña. Masakado y Mimichiku atacan a la bruja, mientras Benkei se enfrenta al oni, que, misteriosamente, no parece tener intención de atacar. Solo hace gestos extraños mientras una pequeña excrescencia se separa y se une a su hombro... Justo cuando Benkei está a punto de atacar, Masakado decapita a la bruja y litros y litros de sangre se derraman por la cabaña, la figura del oni se desvanece y se encuentran con un desconcertado Shiro y su halcón... mas ya la noche cae, y, dejando atrás los restos de lo que fue la cabaña de Zotoco, se encaminan de vuelta a la aldea. A la mañana siguiente, el oni les espera..

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Eoo, que raro es todo ultimamente... No me acaban de convencer nuestros nuevos amiguitos, salvo el Masakrado ese, que tiene pinta de buena persona. Lo malo es que ha hecho pandilla con Binki-san y Shiro y no hacen mas que lloriquear por las esquinas, pero cualquier cosa es mejor que la señora del palanquin ese, que espero que no me encuentre aqui en el tejado. Curioso y mas que curioso. Ultimamente la gente tiene la mania de encontrarme muy interesante. Antes era al reves...

12:46 p. m.  

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