Interludio
Querido diario,
Resulta increible, pero al final me van a juzgar. A mi, que nunca he hecho nada malo...
¡Es horrible, no tengo nada que ponerme para el juicio y es dentro de un mes!
Además, estoy sujeta a arresto domiciliario en condiciones precarias. Suerte que estos locos chicos neoyorquinos me visitan en mi humilde suite del Waldorf con algun que otro obsequio. ¡Hay algunos tan extravagantes!
¡Este impulsivo Warren me regalo un coche deportivo y ni siquiera se conducir! Menos mal que pude convencerlo de que me dejara a su chofer unos cuantos meses. ¡Yo lo necesito más que él!
Oh, y luego está mi abogado, que no recuerdo como se llama, pero le quedan de bien las canas ... Lástima de esa ayudante tan pintoresca que tiene. Es como, "¡hooolaaaa, soy el buen gustoooo, encan-taa-doo de conocerte!" Y, sin embargo, creo que se ha echado novio. Eso si, es un tipo algo ... peculiar.
Bueno, tengo que dejarte, tengo una pequeña soiree de 100 invitados intimos y se esta acabando el champan. Seguro que Wilbur puede conseguir unas botellas.
Un abrazo,
Soph
1 Comments:
Guapastás, Torres, mare mía.
Je je.
Publicar un comentario
<< Home