Interludio

Querido diario,
La travesía en barco no resultó tan gratificante como esperaba. No sólo la mitad de la tripulación eran unos auténticos pulpos, y creeme que se de lo que hablo, sino que además no habían embarcado nada más que Merlot y me consta que el caviar no era ruso. Para acabar la historia, ocurrió algo realmente horrible. ¡¡Por culpa de la humedad el pelo se me puso hecho un asco!! Ah, si, y ahora que me acuerdo se hundió el barco con la mayoría de los pasajeros, pero no es tan grave, eran pobres, viejos o casados. Además, como compensación la linea marina nos regalo una camiseta y todo.
Bueno, una vez en Nueva York, las cosas pintaron mucho mejor. Cierto que todos los méritos del rescate fueron a la condesa esa (que por cierto, su color de pelo no es para nada natural), principalmente, supongo, porque fue la unica que hizo algo, pero estabamos en la ciudad mas viva de norteamérica, llena de pard ... gente a la que conocer. Nada más llegar, me ofrecieron un trato estupendo para una entrevista en la radio con un tal no-se-qué saladeEstar. Tuve que incluir a algunos de mis compañeros, pero ya se sabe, lo mio es la generosidad. Ademas, nos invitaban a un hotelito rustico la mar de pintoresco a hacer el programa (lo de pintor-esco va con segundas, si es que tengo una gracia)


Besos y abrazos,
Soph
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